Sigamos nuestra visita al museo. Fue rápida porque hacía mucho calor, casi cuarenta grados en la calle. Mientras que la Galería Nacional tenía aire acondicionado, este no tenía nada, si no es que te llevaras un abanico.
Mi afición por los minerales empezó, cuando mi padre me compró una caja de 50 minerales en Casa Palau en la plaza Real, entonces tenía trece años. Era asiduo visitante del Museo Martorell de Geología en el Parque de la Ciudadela de Barcelona.
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